Atender una fiesta como San Valentín
La costumbre de los norteamericanos de regalar flores en San Valentín es una bendición para los floricultores colombianos y ecuatorianos, pero implica un reto logístico de grandes dimensiones. En GHT debemos coordinar el envío de millones de ramos y arreglos desde Bogotá, Rionegro y Quito hacia los aeropuertos de Miami y Los Ángeles y el puerto marítimo de San Diego, en California.
Se trata de cruzar, con ayuda de herramientas tecnológicas de avanzada, los pedidos de los clientes con el inventario que hay disponible en cerca de 50 cultivos en la Sabana de Bogotá, el Oriente Antioqueño y Ecuador. Ubicar, entre los 40 tipos de flor y las 500 variedades que se producen, las que corresponden a cada orden, y mover esos millones de tallos, que ocupan cientos de miles de cajas, en más de un centenar aviones ¡en solo tres semanas!
Y se debe cuidar que la flor esté la mayor parte del tiempo entre 1 y 3 grados centígrados para que permanezca en las mejores condiciones durante el viaje. Que los camiones entreguen la flor oportunamente en los aeropuertos y que sean monitoreados satelitalmente a lo largo del recorrido. Que se aproveche de la mejor manera el espacio disponible en los aviones. Y, lo más importante, que la flor llegue a tiempo a su destino y pueda tener larga vida en florero.
No hay duda: ¡Es un reto enorme, pero fascinante!