En busca de beneficios ambientales y económicos para las empresas agroindustriales de la red, ocho cultivos han implementado buenas prácticas para el aprovechamiento del agua de drenaje, y dos más se encuentran en curso. El proceso busca eliminar del recurso hídrico recuperado aquellos agentes –como nemátodos y fusarium– que perjudican a las plantas.
En el caso de la rosa, el agua se trata para reducir la proliferación de algas e impedir la precipitación de algunos minerales. Luego pasa por varios filtros que retienen partículas suspendidas en el agua para evitar que se obstruya el nanofiltro, el cual cumple la función de retener los nemátodos que se desea eliminar.
En el caso de los cultivos de clavel, el agua que se encuentra en el reservorio pasa por una serie de filtros para retener sólidos en suspensión. Al finalizar el proceso de filtrado se inyecta cloro para eliminar el fusarium.
Una vez el agua de drenaje ha pasado por el proceso para eliminar los agentes perjudiciales, y teniendo en cuenta que conserva gran parte de los nutrientes, el recurso queda listo para su reutilización.
La toma de muestras periódicas asegura el proceso, permite hacer seguimiento a la calidad del agua e indica la efectividad del tratamiento.
Fabiola Quintero, gerente de Flores El Cacique y Flores Jayvaná, resalta los beneficios tras la implementación del proceso: “Recuperamos aproximadamente el 30 % del agua total empleada en riego, lo que contribuye al balance hídrico y a una mayor eficiencia del recurso. Así mismo, ahorramos cerca del 15 % en el costo de fertilizantes”.